jueves, 8 de noviembre de 2012

Antropología Filosófica - La inteligencia y la voluntad


TEMA 5.
“La inteligencia y la voluntad”

5.1)  Es la inteligencia una facultad espiritual:
§  Se trata de estudiar las dos facultades superiores: la inteligencia y la voluntad.
§  La inteligencia no es la totalidad del alma, sino una potencia suya, aunque la más elevada. La inteligencia tampoco es la persona humana. ¿Cómo? Demostrando su inmaterialidad. ¿Y cómo demostrarla? Por los siguientes argumentos:
§  La inmaterialidad de la inteligencia se comprueba demostrando la inmaterialidad de sus actos, y la de éstos, por la inmaterialidad y universalidad de sus objetos. Abstraer es presentar. El objeto conocido por la inteligencia es en cierto modo universal. Si pensamos lo universal, nuestra inteligencia no es material. Así es la inteligencia. El intento de traspasar esos límites perjudica al órgano y a la facultad sensible (ej. La inteligencia se salta el umbral. En consecuencia, la inteligencia es inmaterial.
§  Nos percatamos también de la inmaterialidad de la inteligencia por la autor referencia. la facultad de ver no ve directamente su ojo, sino a través de su ojo, ni tampoco se ve la facultad de ver ni el acto de ver). La inteligencia conoce que conoce, conocemos que pensamos, es decir, la inteligencia conoce algo de ella. Esta permeabilidad o cierta autoreferencia indica que esta facultad carece de soporte orgánico.

5.2) ¿Anhelo de verdad o “relativismo”?:
§  El objeto de la inteligencia es la verdad. La verdad es a lo que de entrada está abierta naturalmente esta facultad. La inteligencia está llamada a crecer en orden a la verdad, a conocer más verdad. Cuando la inteligencia se despoja de su estado natural y se activa adquiere la verdad. De entre aquéllos en los que se da la verdad sólo en algunos se conoce que se da la verdad. La verdad está en la mente, no en la realidad. La verdad es, pues, la pura remitencia intencional a lo real. La verdad estriba, por tanto, en la comparación cognoscitiva, confrontación, adecuación, entre el acto de conocer y lo real.
§  La verdad no es ni temporal ni eterna, sino presente mientras se piensa, mientras la inteligencia la presenta. La verdad es lo conocido por el acto. Por otra parte, si no se piensa, esto es, si no presenta la verdad ningún acto de pensar, no hay verdad ninguna.
§  El objeto de la inteligencia es, pues, en uno de sus usos, la verdad; en otro, la verosimilitud. Unas verdades que descubre la inteligencia son necesarias, obvias y no tienen “vuelta de hoja” o duda
§  Conviene atender ahora a la relación del hombre con la verdad, al encuentro personal con ella. Pero ante el descubrimiento de la verdad caben dos actitudes: adhesión o rechazo. Notar esto es saber que el hombre está en función de la verdad, no al revés. El hombre es un buscador de la verdad. La verdad inspira a la persona entera que se adhiere a ella. Todos los errores sobre la verdad surgen cuando se intenta doblegar la verdad a los intereses subjetivos, pero la verdad hay que preferirla incluso a uno mismo.
§  ¿Y si en vez de verdades de la inteligencia se trata de verdades personales? Pues entonces se crece como persona, es decir, se es más persona que antes. ¿Y si en vez de verdades personales se trata de verdades de mayor categoría o importancia que la verdad que uno es? Más verdad que la verdad que una persona es sólo es Dios, que también es personal. Si se acepta su Verdad, entonces uno se diviniza. ¿Cabe mejor negocio? Sería necio no aspirar a la Verdad al hombre proporcionada.
§  Por lo demás, si sólo se considerara la verdad a nivel de inteligencia, fuerte sería la tentación de querer imponerla a quien no la reconoce, porque muchas de las verdades que la inteligencia descubre son necesarias.

5.3)  ¿Facultad espiritual la voluntad?:
§  En su estado de naturaleza la voluntad es una pura potencia, una capacidad irrestricta de querer que todavía no quiere nada en concreto.
§  La voluntad es de entrada potencia pasiva. Sin la presentación de objetos como bienes por parte de la inteligencia, la voluntad nada puede querer. Pero la voluntad requiere más ayudas. El límite lo ofrece su mismo soporte orgánico. Sin embargo, el querer de la voluntad puede crecer indefinidamente. Ese crecer otorgado libremente por la persona a su voluntad eleva a esta potencia al orden personal, al orden del espíritu. Por eso se puede también llamar a la voluntad potencia espiritual. Se puede conocer que conocemos y se puede querer querer. También se pueden relacionar la razón y la voluntad entre sí, pues se puede conocer que la voluntad quiere, y se puede querer conocer.

5.4) El bien como objeto natural es la voluntad:
§  El objeto propio al que esta abierta por naturaleza la voluntad es el bien. La voluntad es movida por el bien querido. No obstante es necesario que antes de que sea querido el bien deba ser conocido como bien. El objeto de la voluntad es posterior al de la inteligencia. El bien es posterior a la verdad. Primero conocemos la verdad y después el bien.
§  La verdad está en la mente, pero el bien está en la realidad. El bien es real. Por tanto, hay tantos tipos de bienes como de realidades. El bien que presentan las realidades es siempre distinto, porque unas son más altas, mejores, que otras. El bien es, por tanto, jerárquico. los perros son superiores a los crustáceos).
§  El bien está en lo real, pero ello no implica que no sea entendido, que no esté conocido en la mente. Pero debe ser conocido como bien, no como verdad, porque la voluntad sólo sigue a lo que se conoce como bien. En consecuencia, el conocimiento del bien es correlativo al descubrimiento de lo real. Tampoco el bien se reduce a ser el objeto de la voluntad, pues la persona también está implicada en él. No concuerdan, en cambio, en qué consista ese fin o bien. ¿Cuál es el verdadero bien, el objeto de la felicidad? Si bien y realidad coinciden, es decir, son idénticos, a más realidad más bien. Sólo en un bien relacionado con el hombre (personal, por tanto) en el que no quepa mezcla de mal, residirá la felicidad humana si a ese bien se adapta el hombre. Ese bien sólo puede ser Dios.
§  La voluntad de entrada está abierta a la felicidad, pero sin concretar todavía esa felicidad en Dios.
§  Al principio la voluntad tiende al bien, pero se trata del bien en común, es decir, que la voluntad en estado de naturaleza desea el bien, pero no ama tal o cual bien, por eso caben errores en las elecciones. Si la voluntad se aferra a bienes que no la llenan

5.5) ¿Hábito o costumbre?:
§  Por hábito en el lenguaje ordinario se entiende, usualmente, costumbre, moda, estilo, forma de vivir, posesiones físicas, disposiciones, rutinas, usos sociales, incluso manías, etc., En cambio, los hábitos de la inteligencia, y también las virtudes de la voluntad, son la humanización progresiva del hombre.
§  Se entiende por hábito de la inteligencia una perfección intrínseca, de índole espiritual, adquirida por la inteligencia humana, siendo ésta potencia susceptible de un crecimiento irrestricto merced precisamente a los hábitos. Los hábitos son garantía de esas verdades que hemos llamado “sin vuelta de hoja”.
§  El hábito es, pues, una perfección intrínseca, un incremento del conocimiento propio de la inteligencia. El hábito dice relación en primer lugar, a la facultad de la inteligencia, a esa parte de la naturaleza humana, que es la potencia intelectual en el cual el hábito inhiere, pero dice orden también al acto, porque mediante la posesión del hábito se actúa mejor. Los actos, pues, no son lo último, porque sólo se explican en correlación con los hábitos.

5.6) Naturaleza de los hábitos:
§  Como esas potencias son herencia de nuestra naturaleza, una dotación natural, es nuestra naturaleza la que crece con la adquisición del hábito. Por consiguiente, el hábito es absolutamente necesario para el perfeccionamiento de nuestra naturaleza. El hábito implica, pues, un aumento, un crecimiento irrestricto de la facultad. Si eso es así, y las potencias espirituales del hombre, la inteligencia y la voluntad, carecen de límite puesto que no tienen soporte orgánico, su perfeccionamiento puede ser ilimitado. El hábito es la refluencia de ese dar en la inteligencia. Por eso los hábitos exclusivos de la inteligencia en rigor no se pierden. Las virtudes también son fruto del otorgamiento libre de la persona a su voluntad, pero, aunque son difícilmente mudables, sí pueden crecer, disminuir e incluso perderse. crece.
§  Los hábitos son la conciencia racional. Por eso hay que admitir pluralidad de hábitos. Los hábitos de la razón teórica nos permiten conocer actos de la razón en su uso teórico. Los hábitos de la razón práctica, iluminan los actos del uso práctico de la razón.
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5.7) Las virtudes de la voluntad:
§  Virtud viene del latín “vis” que significa fuerza. En el lenguaje ordinario hablamos de “ser fuerte de voluntad” para trabajar, estudiar, etc., ¿Qué significa eso? La virtud –solía decirse– es el “hábito operativo bueno de la voluntad”. Mientras estas perfecciones adquiridas en la inteligencia se llaman hábitos sin más, en la voluntad se designan con el nombre de virtudes o virtudes morales. La voluntad es sujeto capaz de virtud porque está abierta –merced a la ayuda de la inteligencia– a todo, a objetos diversos, incluso contrarios; por eso es conveniente que haya ciertas cualidades que inclinen a la voluntad a lo bueno, y eso son las virtudes. Ninguna virtud, por tanto, es innata. No caben de entrada hábitos innatos en la inteligencia ni tampoco virtudes innatas en la voluntad. Naturaleza elevada ya no es “naturaleza natural” sino “naturaleza indirecta”, pero no del mismo nivel que aquélla en estado natural, sino “supernaturaleza”. Ahora cabe sacar de eso otra implicación: si el modo de ser de los vivos depende del grado de vida, una razón con hábitos y una voluntad con virtudes son más vivas que las que carecen de ellos.

5.8) Distinción entre hábitos y virtudes:
§  Algunos hábitos de la razón, los teóricos, decíamos, se adquieren con un sólo acto. Las virtudes de la voluntad son de este segundo tipo. Son más permanentes. Eso es compatible con afirmar que las virtudes de la voluntad son más continuas durante la vida humana, porque si bien el hombre no teoriza siempre, es decir, no siempre está pensando, en cambio, la virtud, si asiste siempre, ¿por qué? Porque la persona está más unida a su voluntad que a su inteligencia, de modo que la voluntad humana no actúa sin el actúa según virtud si la inteligencia, y no sólo la persona, también asiste a la voluntad consentimiento de a persona. Y lo que permite ese servicio son, precisamente, los hábitos y las virtudes.
§  La virtud de la voluntad refuerza directamente sus actos, no las pasiones de la sensibilidad, porque éstas son propias de los apetitos sensitivos. Por otra parte, quien ordena la formación de la virtud moral en la voluntad es la razón práctica.

5.9) Voluntad y persona:
§  Se ha hablado de la razón y de la voluntad activadas. Inteligencia y voluntad son inmateriales enteramente.
§  Hablar de jerarquía es hablar de dirección, control, dominio. Es manifiesta la jerarquía de la inteligencia y de la voluntad respecto de las potencias inferiores. Que la inteligencia gobierna las potencias inferiores es evidente. Y así con las demás potencias. En ese gobierno también es claro que la inteligencia se ayuda de la voluntad. A la inteligencia asiste en compañía la voluntad. Tampoco por este lado notamos la superioridad de una facultad sobre otra, sino de las dos sobre las facultades sensibles. sino porque está más unida al alma. ¿Más que la voluntad? Sí.




2 comentarios:

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