TEMA 6:
“Lenguaje manifestativo y Lenguaje personal”
6.1) Introducción:
§
El
conocer personal es otro de los radicales
personales. Introducimos en este tema el estudio de los diversos niveles de
lenguaje porque nos permite acceder al núcleo personal humano como un
peculiarísimo conocer irreductible. La conexión con el legado socrático de
estas sentencias, en abierta polémica con las opiniones sofísticas parece
clara.
6.2) Condiciones
lingüísticas:
§
El
ruido es necesario para que haya voz, pero la voz no se reduce al ruido, sino
que es un sonido emitido con la finalidad de comunicarse. Para que haya lenguaje, comunicación, hace falta
saber el significado de la voz.
La voz no es de por sí articulada. Sin voz no hay lenguaje, pero el lenguaje no se reduce a la voz. Con la voz
articulada aparecen nuevos sonidos que el animal puede aprender si tiene oído.
6.3) Lenguaje
natural, convencional y natural:
§
Analicemos
ahora la superioridad del lenguaje convencional sobre el cultural y natural.
§
El
lenguaje natural es limitado,
pues posee un signo para cada realidad, pero el convencional puede crecer ilimitadamente. Es superior el
convencional, porque mientras la voz se refiere a una sola realidad, la
palabra, siendo una, se refiere a muchas realidades. Los sentimientos son particulares. La palabra expresa pensamientos, que son universales. Pero no todas las
realidades son así. Que la palabra sea convencional comporta una ventaja: que
significa en universal, no en
particular. Un lenguaje natural sería imposible porque las realidades
singulares son incontables, y para denominarlas usaríamos infinitas voces, que
nos sería imposible aprender. Las palabras transmiten un significado, pero universal, no concreto o específico
para cada realidad. En efecto, por una parte en la mente no hay realidad ninguna, sino ideas. Si el lenguaje está al
servicio del pensamiento dicha síntesis le afecta nuclearmente. Es mucho mejor,
más significativo, y más sencillo de aprender, un lenguaje convencional que un
lenguaje pegado a la imaginación, es decir, que un lenguaje representativo,
jeroglífico, plagado de imágenes.
6.4) Diferencia
intencional entre lenguaje y pensamiento:
§
Se
entiende por intencionalidad la
renitencia de lo pensado o de lo dicho a la realidad, a la que la idea o la
palabra se refiere. Pues bien, la referencia de lo pensado a lo real es
netamente distinta, por superior, a la que logra el lenguaje. El objeto pensado es puramente
intencional; se agota remitiendo a lo real. En cambio, la palabra es
intencional, pero no absolutamente, porque se lo impide el componente físico
que posee, la materialidad de los sonidos o del signo gráfico. Dentro de lo
físico la palabra es lo más intencional, lo más remitente, pero es inferior al
pensar. Su intencionalidad no es natural sino convencional. La intencionalidad de lo pensado, en cambio, no es
convencional. Si así fuera, la verdad como adecuación a lo real sería imposible, y la comunicación
interpersonal no tendría como norte la verdad sino el acuerdo voluntario, lo
cual es la tesis del nominalismo.
El rechazo de esta tesis provino del racionalismo
y del idealismo, que entendían
por verdad la coherencia lógica interna a la mente, pero que al igual que el
nominalismo desconocían la intencionalidad cognoscitiva. La hermenéutica posterior, pese a
incoarse dentro del idealismo, se desvió de ese planteamiento en lo que al lenguaje
respecta, porque postuló la posibilidad de diversas interpretaciones, de
diferentes lenguajes, lo cual supone una oscilación clara hacia el nominalismo.
§
La
intencionalidad lingüística es convencional.
Se distingue en eso de la del pensar. Esta preocupación en torno a la
diferencia entre la intencionalidad lingüística de la propia del pensamiento
preocupó en el nacimiento de la llamada Filosofía
del Lenguaje, a fines del s. XIX. Sin embargo, la diferencia entre ellas
es neta, y niega, frente a las tesis de la filosofía analítica, el intento de absorción del pensamiento en
el lenguaje. El pensar no se reduce al lenguaje porque el primero no es
convencional. La intencionalidad cognoscitiva no puede ser convencional porque
es puramente intencional. En
efecto, el objeto pensado se agota siendo pura remitencia,
semejanza, de lo real. El lenguaje no puede ser meramente intencional porque
hay algo en él no remitente y algo remitente. Remitente es el significado de la
palabra convencionalmente a ella añadido. No remitente es la materialidad,
sonora o gráfica, de la palabra misma. Precisamente porque lo que de
intencional tiene la palabra es el significado sobreañadido, es por lo que se
comprende fácilmente que el pensar es previo y condición de posibilidad del lenguaje,
porque sólo quien posee el significado en propio es capaz de otorgarlo a algo
–en este caso al lenguaje– que naturalmente carece de él.
§
Evidentemente
hay una mutua redundancia o ayuda mutua entre el pensamiento y el lenguaje,
pero lo previo es pensar. El que no sabe pensar no puede fraguar ni comunicarse
con ningún lenguaje convencional. Los animales ejemplifican este aserto. El
saber hablar ayuda a expresar el pensamiento, pero no por saber hablar se sabe
pensar. Más aun, por mucho que se sepa hablar, nunca se dice con exactitud lo
que se piensa, sencillamente porque el lenguaje es inferior al pensar y no
puede expresar lo pensado con fidelidad. Lo inferior no puede con lo superior
sino al revés.
6.5) El
fundamento del lenguaje personal:
§
Por
pensar se puede fraguar el lenguaje, pero no por hablar se garantiza que
alguien sea inteligente. El pensar es más y condición de posibilidad de
cualquier lenguaje convencional. Se puede pensar la índole del lenguaje, porque
el pensar puede con él. Pero no se puede hablar de modo preciso del pensar,
sino sólo comparativamente. El lenguaje es apropiado para hablar del mundo
sensible, no de lo espiritual, como es el caso del pensar, y menos todavía de
la persona humana y de lo que a ésta transciende. Eso es así porque el lenguaje
es en parte sensible; está tomado de lo sensible. Está sometido a las leyes de
lo físico, es temporal, procesual, etc. Por ello, describe mal lo que no es de
la condición de lo físico, porque es intencional respecto de lo físico, no
respecto de lo superior, como es el caso del mismo pensar, del querer, de la
persona, de Dios, etc. Si el lenguaje no expresa con fidelidad lo que es
espiritual ello debe llevarnos a enmudecer en antropología, esto es, a caer en
una especie de misticismo. Se usará el lenguaje como medio para que a través de
él nuestro conocer se haga cargo de las realidades personales que subyacen,
pero seremos conscientes de que no el lenguaje no las describe sino
metafóricamente.
§
Primero
es saber, luego hablar. Sólo puede hablar el que sabe hablar. No se trata de dominar un idioma o de manejar un
lenguaje computacional, sino de ser capaz de formar o entender un lenguaje
convencional porque se es inteligente. El lenguaje está abocado a dejar en el
tintero mucho significado que no puede aferrar, significado neto, por otra
parte, para el pensamiento. El hombre no es inteligente porque habla sino al
revés. Frente al nominalismo,
sobre todo el de corte pragmático,
hay que mantener que el pensar es el fundamento
del lenguaje y no a la inversa. Frente al idealismo hay que sostener que no se conocen todos los posibles
lenguajes en sus reglas lógicas de formación, pero sí como se fragua el
lenguaje. El lenguaje depende de los hábitos
cognoscitivos, pero el aplicar tal o cual significado a ésta o aquella
palabra también depende de la voluntad.
El lenguaje implica razón y voluntad, y como aquellas potencias,
el lenguaje está bajo el uso de la persona
humana. Frente al tradicionalismo,
que hace derivar todo lenguaje convencional de Dios, hay que mantener que el
lenguaje está en nuestra mano. Por lo demás, convencional no significa que sea
arbitrario, puesto que no depende sólo de la voluntad, sino del entendimiento.
Sostener lo contrario es voluntarismo.
6.6) Tipos
de lenguaje convencional:
§
Poseemos
dos tipos usuales de lenguaje convencional: el hablado y el escrito.
En este sentido son más ventajosos y pertinentes los medios de comunicación que
transmiten la voz, como los telefónicos, que los que sólo transmiten mensajes
escritos, como los beeper. El escrito
era más inexpresivo, pero más perdurable. Estas últimas muestran la
superioridad del lenguaje oral sobre el escrito, pues manifiestan mucho mejor
el modo de ser del interlocutor, que el escrito. El lenguaje audiovisual es
superior a los precedentes. El lenguaje fílmico, el del video, ofrece una
innegable ventaja sobre los anteriores, es más veloz, porque se apoya en el
sentido externo más alto: la vista.
6.7) El
lenguaje simbólico:
§
Ese
sería el vicio del lenguaje fílmico, como lo es el charlotear del lenguaje
hablado, la prensa insustancial del escrito, o la curiosidad intelectual en el
caso del pensar.
§
No
en vano se denomina séptimo arte al lenguaje fílmico, pues las artes lo son por
su belleza, pero principalmente porque esa belleza va unida a la convencionalidad,
en el fondo, al pensamiento. El mundo simbólico es la última posibilidad del lenguaje humano; es el apuntar a mucho
más significado que el que se expresa mediante el lenguaje convencional. Ser
símbolo no es ser copia sino el intento más elevado de sacarle todo el partido
al lenguaje convencional. Si se pudieran enlazar ambos lenguajes tendríamos un
simbolismo superior a la poesía. Hay un lenguaje convencional superior al de la
poesía, a saber, el de la filosofía,
pues la poesía más profunda deja de serlo y se convierte en filosofía.
6.8) Naturaleza
y persona:
§
El
lenguaje natural expresa la naturaleza humana. El desarrollo de la naturaleza humana depende de la persona. Desarrollar la naturaleza
significa crecer cognoscitiva y volitivamente.
§
Todo
lenguaje convencional, también el de los ordenadores, continúa la naturaleza
humana. Ahora bien, ¿es el lenguaje convencional el más elevado? Evidentemente
es más perfecto que el lenguaje natural, pero el convencional sería el lenguaje
más elevado si la naturaleza humana una vez perfeccionada fuera lo más elevado
del hombre. Pero si la persona
humana no se reduce a su naturaleza,
incluso perfeccionada, cabe un lenguaje superior: el personal.
6.9) Lenguaje
personal:
§
El
lenguaje natural es expresión
de la naturaleza humana. Pero
ninguno de los dos es el lenguaje personal.
Si tenemos en cuenta la distinción tomista entre esencia y acto de ser
referida al hombre, el lenguaje convencional forma parte de la esencia humana, el personal, del acto de ser o de la persona misma. El lenguaje en el
orden personal también es remitente,
aunque no sensible. En el fondo, los diversos lenguajes son derivados del
lenguaje personal. Su lenguacidad depende del primer lenguaje. De modo que
actúa mal (lenguaje cultural) el que habla mal (lenguaje convencional), y habla
mal quien piensa poco (lenguaje cognoscitivo de pura remitencia), y piensa poco
el que es poco (lenguaje personal). Si bien el sentido del lenguaje
convencional está en la mano de la persona humana, puesto que es una posesión
suya, el sentido de la propia persona humana, de su nombre personal, no
está en sus manos, porque ella no depende de sí.
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